jueves, 3 de septiembre de 2009

La Paz sale a defender el Ekeko frente a Perú



La Alcaldía de La Paz ratificó ayer el origen paceño y boliviano del Ekeko y de la Feria de la Alasita y anunció la aceleración del trámite para que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declare a ambas expresiones como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Mientras tanto, autoridades culturales y congresistas peruanos insisten en que este diosecillo prehispánico pertenece a todo el altiplano andino y anunciaron acciones para evitar que Bolivia tenga la propiedad exclusiva a nivel internacional.

La Prensa publicó el domingo pasado un reportaje exclusivo en el que se muestra un monumento al Ekeko en una avenida de Puno, Perú y se reproducen criterios del folklorista César Zenteno, para quien esta efigie es patrimonio binacional.

El martes, el ministro de Culturas, Pablo Groux, recordó a los medios de prensa la intención de postular a esta tradición precolombina ante la UNESCO (anuncio inicial efectuado en 2008), lo que causó la reacción de medios de información y autoridades del país vecino.

Andrés Zaratti, coordinador de la Oficialía Mayor de Culturas, dijo ayer en rueda de prensa que “el Gobierno Municipal de La Paz reivindica al Ekeko y a la Alasita como propios y originarios de esta ciudad, con argumentos y pruebas históricas y arqueológicas”.

Ante la polémica mediática desatada en las últimas horas, agregó: “Por el momento no realizaremos ninguna acción en contra, porque las declaraciones no representan a todo el Perú, ya que consideramos que no es el pueblo peruano sino algunas de sus autoridades e instituciones las que están buscando acrecentar la crisis que se ha generado en los últimos meses”.

Zaratti señaló que un equipo de especialistas del municipio, en coordinación con el Ministerio de Culturas, “está en la última fase de elaboración de la carpeta documental escrita, visual y audiovisual que se requiere para sustentar la postulación ante la UNESCO”.

En la conferencia de prensa de ayer en la Casa de la Cultura, en la que participaron artesanos de la Feria de la Alasita, la Alcaldía expuso decenas de estatuas del Ekeko, algunas de más de un siglo de antigüedad, así como documentos, folletos, libros, fotografías y recortes de prensa que fundamentan el origen tiwanacota del diosecillo.

David Mendoza, técnico de la Unidad de Folklore de la Oficialía de Culturas, señaló que “los peruanos no pueden argumentar que por ser de origen prehispánico el Ekeko también les pertenece, ya que en Puno y otros lugares recién adoptaron esta tradición hace unos 30 años”.

Según el investigador, en la festividad puneña de la Cruz Andina, que se celebra cada 3 de mayo, “se empezó hace pocas décadas a hacer una fiesta de miniaturas como la Alasita paceña, que tiene varios siglos”.

Mendoza recordó que el Ekeko y la Alasita fueron declarados Patrimonio Tangible e Intangible de la ciudad de La Paz en 1994, y posteriormente, Patrimonio Cultural de Bolivia a través de una ley de la República promulgada en 2004.

Luego de que Mendoza resumiera una serie de documentos históricos que comprueban el origen tiwanacota del Ekeko y su posterior asentamiento junto con la fiesta de la Alasita en la ciudad de La Paz en épocas coloniales (ver detalles en el cuadro de apoyo), Zaratti señaló: “Queremos decirles a nuestros hermanos peruanos que no sigamos con este tipo de disputas, que hay que respetar la historia, las tradiciones y los pueblos y no dejar que se dañe la relación de hermandad que tenemos”.

Bolivia y Perú aún no superan un impasse similar surgido en agosto a raíz de la presentación de Karen Schwarz, reina de belleza de ese país, con un vestuario de diabla en el concurso de trajes típicos de Miss Universo efectuado en Las Bahamas. Aún está en curso una demanda formulada por Culturas ante la UNESCO por apropiación de patrimonio en el entendido de que la diablada es una expresión originaria de Oruro.

La postura peruana

La directora del Instituto Nacional de Cultura de Perú, Cecilia Bákula, dijo al diario El Comercio de Lima que “tanto el Ekeko como la diablada son manifestaciones culturales propias de toda la región del altiplano, que comparten tanto Bolivia, Perú y Chile, y que no se puede decir que pertenezcan exclusivamente a Bolivia”.

En declaraciones a RPP, el congresista Yhonny Lescano, señaló que “el Ekeko tiene su origen en las culturas preincaicas y no es exclusividad de Bolivia, que ahora pretende apoderarse de nuestro patrimonio cultural, tal como ocurrió anteriormente con el baile de la diablada”.

“Que no se pasen los bolivianos —agregó— porque las raíces son del Perú y obviamente nosotros tenemos que defender nuestro patrimonio”.

Además de anunciar para hoy en el Campo de Marte de Puno una marcha de reivindicación de artesanos y agricultores de esa región, el diario Los Andes recoge declaraciones de la congresista Margarita Sucari, para quien “el Ekeko es una representación de la abundancia, la fortuna, la felicidad y es la figura principal de nuestra Feria de las Alasitas que celebramos todos los meses de mayo, como se ha venido transmitiendo de generación en generación”.

Sucari indicó que solicitará que la UNESCO se pronuncie con relación a este tema y que el Instituto Nacional de Cultura adopte una posición oficial en defensa de los intereses culturales de ese país.

Finalmente, también entrevistada por la cadena RPP, Lidia Cortez Ñaca, directora general de la Promotora Cultural de los Andes, manifestó que “el Ekeko pertenece al altiplano y por lo tanto a la cultura peruana y boliviana”.

Para la experta, si bien este diosecillo es una “propiedad compartida”, esto no ocurre con el baile de la diablada, “que es netamente peruano y concretamente de Puno”.

Una artesana afirma que hizo conocer la Alasita en Perú hace 52 años

Julia Camacho, una de las más antiguas artesanas de la Feria de la Alasita de La Paz y miembro de la Asociación Decanos en Miniatura, cuenta que ella y otros comerciantes llevaron por primera vez las costumbres de la Alasita y la efigie del Ekeko a Puno, Perú, en 1957.

“Me siento un poco culpable”, señala Camacho, ante la controversia desatada por el pedido peruano de reconocer a esta tradición como binacional. “A mis 18 años —agrega— junto a mi cuñada fuimos las primeras en sacar las miniaturas, entre ellas el Ekeko, a la localidad de Puno, Perú. Desde entonces han pasado 52 años y nosotros siempre vamos casi cada año, incluso este último mayo hemos ido a vender en la fiesta de la Cruz Andina”. La anciana comenta: “Ellos (los peruanos) ni siquiera conocían al Ekeko y las miniaturas y no entiendo por qué ahora quieren adueñarse”.

También presente en la rueda de prensa convocada ayer por la Alcaldía para ratificar el origen boliviano de la Alasita y todos sus símbolos, Juan Ricaldi señaló: “Tengo 31 años de antigüedad en la feria, cuando cumplí 25 años personifiqué al Ekeko e hice una revista sobre su historia en base a libros que fueron escritos por Ponce Sanginés, Rigoberto Paredes, Arturo Posnansky y Mario Montaño, donde se prueba que todo empezó en Tiwanaku, en territorio boliviano. Me da bronca que el Perú se quiera apropiar de esta nuestra riqueza”.

Un diosecillo tiwanacota que “emigró” a La Paz

Tres historiadores, antropólogos y arqueólogos sustentan en hallazgos de cerámicas y relatos de tradiciones y costumbres prehispánicas, el origen tiwanacota del Ekeko y la fiesta de la Alasita y su posterior culto en la ciudad de La Paz.

En su libro De la tradición paceña, el historiador Antonio Paredes Candia señala que la feria religioso-pagana de la Alasita es una de las más antiguas de la ciudad de La Paz, y en tiempos precolombinos era conocida como la “fiesta sagrada del Ekhakho” y se celebraba durante varios días en el solsticio de verano.

Según Paredes, “la fiesta se impuso hasta la Colonia y continuó hasta que un Obispo la prohibió porque daba lugar a costumbres licenciosas. Recién en el siglo XVIII, Sebastián de Segurola —gobernador intendente de La Paz— la volvió a restablecer trasladando el culto del 20 de octubre (fecha original) al 24 de enero”.

Sobre el Ekeko, originalmente escrito Ekhekho o Ekhakho, el investigador dice que “es un diosecillo kolla pagano que representa la abundancia”. Acudiendo a una investigación de Rigoberto Paredes, afirma: “Se le rendía culto constantemente, cuando alguna desgracia turbaba la alegría del hogar. Su imagen fabricada en oro, plata, estaño, piedra y barro, se encontraba en todas las casas precoloniales”.

En cuanto al origen y antigüedad del símbolo, además de referencias al Ekeko en las crónicas de Ludovico Bertonio, uno de los primeros narradores del Nuevo Mundo, el arqueólogo Arturo Posnansky sostiene en uno de sus libros: “La fiesta del Ekeko ya se celebró en Tiwanaku por los habitantes prehispánicos. Los hallazgos de miniaturas atribuidas al Ekeko en excavaciones en Tiwanaku y el altiplano boliviano confirman esta aseveración”.

La teoría del origen tiwanacota de esta efigie la refuerza Carlos Ponce Sanginés, para quien “las estatuas con forma de un hombre jorobado —de las que derivó el Ekeko— son un paradigma divinizado del rayo, como fenómeno natural al que se le rendía culto”. El especialista dice que las primeras estatuas de jorobados corresponden a las etapas IV y V de la era imperial de Tiwanaku, ente los años 374 y 1187 después de Cristo.

Mas detalles

En agosto, Bolivia y Perú se enfrascaron en una polémica en torno de la diablada.

En el país vecino aseguran que esta danza es orginaria de todo el altiplano.

Similar disputa se libra en relación con el tradicional Ekeko de la Feria de la Alasita.

Tres historiadores comprueban que la efigie se originó en Tiwanaku, Bolivia.

“Queremos decirles a los hermanos peruanos que hay que respetar la historia y las tradiciones”.

Dos parlamentarios y dos funcionarios culturales de Perú reivindican para su país a la tradición de Alasita.

1 comentario:

  1. Es necesario tanto conflicto? El sentir aymara es anterior a los paises, las naciones son un fluir interior. Que el eco de estas sencillas palabras se expanda por todo aquel que lea y vea conflicto, miedos en diversas formas se diluyan asi en PAZ.

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