Con la inocencia que caracteriza a los niños, contaron a LA PATRIA, que se asentaron en ese stand esperando que la gente les compre sus productos, sin embargo, no consiguieron vender mucho, por lo que se dividieron el trabajo, mientras uno se quedó en el lugar de exposición el otro recorría los pasillos de los diferentes pabellones ofreciendo sus chicles.
Muchas veces la gente invisibiliza a estos pequeños emprendedores, que en cada producto que venden encuentran la esperanza de mejores días para ellos e incluso sus familias, siendo una realidad dura, pero de mucha oportunidad en su percepción.
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