Desde provincias paceñas como los Yungas, departamentos como Oruro y Tarija o países como Argentina, Chile y España acuden los primeros compradores de la preferia de Alasita, que ayer se inauguró en la avenida Simón Bolívar y estará hasta el 23.
Durante la primera semana, los principales clientes de los artesanos mayoristas proceden del exterior. A partir del próximo lunes, la preferia surtirá a los comerciantes de La Paz.
A las 12:00 de ayer, la mayoría de los puestos estaba lista para despachar sus miniaturas al por mayor. Aunque también las venden por unidad.
Las cajas se vacían y los mostradores se llenan de latas de conservas, casitas, terrenos, autos, billetes, saquitos de coca, tiendas, gallos, gallinas y otras artesanías en miniatura.
La preferia empieza con buen ánimo. "Acabo de empezar y casi he vendido la mitad de mi mercancía”, comenta Yovana Terán, quien tiene una amplia gama de billetes de Alasita: desde dólares hasta bolivianos, pasando por euros, que aún se están terminando de imprimir. Ésos se fabrican con un color especial y por eso tardan más en llegar.
Cada año le compra a una distribuidora de billetes que suele ser la misma para la mayoría de vendedores y les va surtiendo a medida que van vendiendo. Por esta razón el precio no varía en los puestos.
En general, los billetitos del año pasado son más baratos que los nuevos. Los que se imprimen este año suben un boliviano. "Probablemente por la influencia del doble aguinaldo”, justifica Terán. Un paquete de 1.000 billetes cuesta 15 bolivianos. Los euros, cinco bolivianos más.
Yovana tiene unos 9.000 bolivianos para vender en el primer día de la preferia y confía en acabar el stock. Al final de la semana espera alcanzar en total 50.000 bolivianos.
Las novedades se convierten cada año en lo más solicitado y lo que más se vende. También es lo primero por lo que preguntan los clientes. Terán exhibe una tablet entre los componentes de las maletas de la fortuna: pequeños billetes, tarjetas de crédito y pasaportes, entre otros.
Maite es de las compradoras más jóvenes. Tiene ocho años y, en compañía de su madre, se dispone a adquirir un saquito de cemento. Dice que con este material quiere construir un terreno para, curiosamente, venderlo y a un precio nada despreciable: 20 bolivianos. Se identifica plenamente con la Alasita, que significa en aymara "cómprame”.
En cada uno de los puestos mayoristas se muestran variadas artesanías en miniatura que inevitablemente conducen hacia la ilusión y petición de deseos. Una de las novedades de Elvira Vilca son las ranitas hembra con varias crías sobre su espalda, que significan prosperidad y abundancia para los hijos.
Hasta el próximo 23 de enero, alrededor de 300 feriantes participan con una variedad de artesanías en miniatura que venden, sobre todo, en grandes cantidades. La mayoría conserva la tradición familiar desde varias generaciones atrás y elabora sus trabajos durante todo el año.
Los gallos blancos son para casarse
Entre las múltiples miniaturas que los artesanos han elaborado este año como novedad, Elvira Vilca presenta a su gallo blanco, una figura que representa la búsqueda de pareja masculina. En función del color, sirve para realizar una "petición concreta”. "El blanco es el novio para subir al altar”, dice Vilca.
Aunque, según cuenta, la búsqueda tiene un orden.
En primer lugar, las chicas suelen comprar el gallo dorado "con oro y plata para garantizar que la abundancia entre en el hogar”. Luego piensan en el matrimonio y es entonces cuando buscan el blanco.
A ella le funcionó, confiesa, y por eso lleva casada 36 años. Existe otro gallo, de color negro, que simboliza el hombre viudo con fortuna. En cualquier caso, asegura que es importante que la figura reciba la bendición el día 24 de enero y después sea colocada de perfil, "para que no sea tan coqueto”.
Las gallinas, por su parte, representan la búsqueda de pareja femenina.
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