Miles de bolivianos acudieron ayer en La Paz a la inauguración de la feria de la "Alasita" para comprar figuras en miniatura que simbolizan los deseos que quieren hacer realidad este año, tradición en la que las artesanías nacionales luchan por sobrevivir frente a las copias en serie importadas de China y Perú.
La feria de la "Alasita", que significa "cómprame" en aimara, es una de las supersticiones más antiguas de la cultura andina que se inicia cada año el 24 de enero, cuando los paceños bendicen al mediodía las miniaturas que representan sus aspiraciones.
Sin embargo, la feria ha sido invadida por el mundo globalizado en los últimos años, ya que las tradicionales miniaturas artesanales hechas en Bolivia se venden junto con juguetes y adornos de plástico chinos o peruanos, según constató Efe.
El icono de la feria es el "Ekeko", dios de la abundancia, muñeco creado por los indígenas pero no a su imagen cobriza, sino con tez blanca y mejillas rosadas, regordete, pequeño y cargado de diversos bienes a la espalda.
La gente solía comprarlo para que no hicieran falta los bienes que carga el "Ekeko", pero este año ese ídolo cedió espacios a otros amuletos supersticiosos de importación más reciente, como herraduras, ollas de la abundancia, sapos, elefantes e incluso dragones hechos en Perú en alusión al Año Nuevo Lunar chino.
Los tradicionales automóviles de hojalata también deben competir ahora con vehículos de plástico hechos en China, al igual que la ropa para muñecas, cada vez menos artesanal.
"La venta ha bajado para los artesanos. No es como en años anteriores", señaló a Efe María Huanca, que vende desde hace cinco años trajes en miniatura de danzas folclóricas bolivianas como la morenada, los caporales, el "Tinku" y la "Kullaguada".
Para Goya Sejas, cuyo puesto de autos de hojalata tiene 30 años de vida, todo depende de la creencia y la fe de cada persona.
"La gente que sabe de tradición lleva siempre este autito (de hojalata) y la gente que no sabe lleva de plástico. Pero el mejor es el de hojalata (...) Yo aconsejaría la artesanía hecha a mano, no las importadas", declaró Sejas.
El antropólogo David Mendoza, especialista en el "Ekeko" y la "Alasita", explicó a Efe que lo que ocurre en la feria es "una expresión también globalizada".
"Toda expresión cultural no se aisla del mundo, se moderniza constantemente, es dinámica (...) Estamos en un mercado de bienes simbólicos, no solamente nacional sino también internacional", dijo Mendoza, para quien la palabra final la tienen los compradores.
Según el experto, una de las razones por las que la artesanía manual paceña ha cedido espacios a los objetos importados puede ser el precio, ya que, por ejemplo, un automóvil chino puede costar un dólar y uno de hojalata de 5 a 25, según el tamaño.
Mendoza opina que "parte de la ritualidad" de la feria "está en que los productos" que la gente compre y haga bendecir sean hechos a mano y en Bolivia.
Auguró que la tradición no desaparecerá, aunque los vendedores se sigan adaptando a los tiempos modernos.
La "Alasita" también se celebra en otras ciudades del país y en algunas comunidades de bolivianos en el extranjero.
En 2009 Bolivia anunció que pediría a la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) que la "Alasita" y el "Ekeko" sean Patrimonio de la Humanidad, lo que generó un conflicto con el vecino Perú, que también reclama el origen del ícono de la riqueza.
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