martes, 1 de septiembre de 2015

Alasitas en Quillacollo multiplica su oferta

Es difícil establecer cuándo el mundo de las miniaturas se unió a la festividad de la Virgen de Urkupiña a través de la feria de alasitas o “cómprame”. Lo cierto es que con el paso de los años su encanto ha crecido y la oferta se ha triplicado.

Se puede encontrar una lista interminable de artículos en miniatura desde frutas, verduras, carnes, tragos, material escolar, abarrotes, autos hasta herramientas de trabajo. Todo eso se ofrece en las alasitas a la población cochabambina, boliviana y extranjera todos los años por una semana como parte de las tradiciones que encierra la festividad de Urkupiña.

La fe, sin duda alguna, es uno de los componentes esenciales para que todo lo que se compre en esta feria sea igual en la vida real durante todo el año. Justina García, un ejemplo de constancia y fe, este año acudió como los anteriores, desde hace más de 20 años, a darse una vuelta entera para adquirir todos los productos que necesitará para que no le falte nada.

“La verdad lo importante es la fe, el de tener todo, para que no nos falte las cosas. La fe mueve montañas. Si la tenemos todo lo que necesitamos siempre habrá”, aseveró convencida María Escóbar que vende abarrotes hace 32 años y también los compra para cumplir con la tradición.

Con una sonrisa llena de picardía, Escóbar recordó que si una mujer compra un gallo es porque quiere un novio trabajador; y si es una gallina para el varón, una mujer trabajadora.

Las miniaturas, además de ser una réplica casi real de los verdaderos en su tamaño normal, también son hechos con los productos que se compran en los mercados. “Todo es real, sólo que en más pequeño”, aseveró otra comerciante de abarrotes, Ángela Mamani.

En el artículo escrito por el sacerdote Justo Ariel Beramendi: “Las Alasitas del Valle y su Perdido Encanto” en el libro “Historia del Milagro, Antología de Urqupiña”, reconoce que no existe una fecha histórica respecto al origen de la costumbre religiosa cultural de las alasitas. Sin embargo, indica que “las alasitas son tan antiguas como la fiesta de la mamita”.

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