En la hora más dura del invierno prematuro, mucho  antes que salga el Sol, una volqueta colmada de papas, ocas y papalisas,  trae consigo a visitantes de la cordillera. Ancianos, hombres, niños y  mujeres, llevan arropadas vestimentas, cubiertas de una firme capa de  polvo. Ellos han recorrido caminos  accidentados, durante cuatro horas,  para participar de la Feria Fiesta del ”7 Viernes” en el antiguo centro  poblado de Sipe Sipe. Este año, la feria fue el 21 de mayo, un evento  único donde los participantes  intercambiaron sus productos recién  cosechados. Y, lo que es más importante, sin  dinero.
 
“Antes con mi papá bajábamos en burro o mulas  cargados de nuestras papitas, ocas... casi un día siempre tardábamos.  Ahora ya no puedo. Unos 77 años debo tener y en la volqueta he venido”,  relata Gregorio Romero, de la comunidad de Ch’orojo.
 
Comunidades
 
Agricultores de aproximadamente 35 comunidades  esperan siete viernes después de la fiesta de Pascua, para visitar la  localidad de Sipe Sipe, para participar de un encuentro   que año tras  año, fortalece las relaciones económicas y sociales en esta zona.
 
Un día antes a la feria, se realiza una q’oa ritual  de agradecimiento a la Pachamama por los productos cosechados. Luego,  los agricultores de zonas altas separan sus productos, entre los que  serán almacenados para su consumo, y los que serán intercambiados  por  granos, frutas y otros.
 
Los tubérculos y sus múltiples variedades nativas  son preparados en costales.
 
Traslado
 
Este año, dos volquetas de la Alcaldía de Sipe Sipe  partieron de las comunidades más alejadas a media noche. En el camino  hacia Sipe Sipe, los comunarios esperaban listos con sus cargas (de 1 a 5  por familia). Sin embargo, el transporte fue insuficiente, quedando  aproximadamente 80 cargas en el camino.
 
El ch’alacuy
 
A las 5:30 horas, con un número aproximado de 30  personas comienza el “ch’alacuy” o intercambio. La papa, oca y papalisa,  es intercambiada en la misma proporción por maíz o fruta, sin que medie  dinero alguno.
 
Las cantidades no son calculadas en medidas de peso  convencionales sino más bien con el “chimpu”, la t’ajlla y otras medidas  tradicionales que hasta el día de hoy se mantienen.
 
Este año el maíz tuvo mayor presencia que los  tubérculos. Las relaciones sociales fortalecidas año tras año permiten  subsanar esta deficiencia. “Si me faltaría papa para completar la  carguita de maíz que estoy cambiando, la próxima semana traigo para  completárselo... es que nos conocemos pues, cada año siempre venimos”,  relata Francisco. Así, el trueque se multiplica entre todos los  asistentes a la feria.
 
Cerca de las diez de la mañana la mayoría de la  gente ha culminado su intercambio. A esta hora, la persona más antigua  de las comunidades visitantes dirige una ceremonia de agradecimiento a  Pachamama por el intercambio realizado y pide que los productos que  llevan a sus casas duren más tiempo y en buen estado.
 
A medida que termina el intercambio, aumenta la  presencia de algunas comerciantes que aprovechan esta actividad para  lucrar. “Antes no había  qhateras, ahora vienen cuando estamos  terminando, compran barato y revenden más caro. Nosotros también barato  les damos cuando sobra”, cuestiona Jacinto Guzmán, de la comunidad de  Quiroz Rancho.
 
Ch’alla
 
Después de la intensa actividad del trueque,  Gregorio Romero y su familia  ch’allaron la transacción y pidieron a la  Pachamama asegurar un buen retorno a su comunidad. A la alegría de  encontrar a sus amigos, se sumó la satisfacción de hallar papas nativas  de variedad qoyllu, cabana, waych’a y qory sonqo.También intercambió oca  qayara, choliw rojo, choliw amarillo y la k’ellu oca. Además, Romero  obtuvo maíz amarillo, blanco, waltakus, jank’a sara, waqaych’uru,  ch’uspillo y ch’ejchi sara.
 
El origen del encuentro se remonta a la época del incario

Los  comunarios de las zonas altas preparan y trasladan sus productos desde  muy temprano para llegar antes del amanecer a la feria.
En la búsqueda de los orígenes de la feria fiesta de “7 Viernes”, los  testimonios de los ancianos del pueblo indican que es una actividad  realizada desde mucho antes de sus abuelos. Por otro lado, algunos  investigadores, por sus características, remontan esta actividad a la  época del incario.
¿Por qué 7 Viernes?
La referencia actual que la gente tiene para identificar esta fecha,  es contando  siete viernes después de la festividad religiosa de Pascua.
Lo que muchos se preguntan es ¿Por qué siete viernes y no cuatro o  doce? En un sondeo realizado a los participantes, en su mayoría  ancianos, ninguno pudo precisar el motivo de esta determinación.
Existen algunos acercamientos realizados por investigadores de la  Universidad Mayor de San Simón (UMSS), que indican que  en este tiempo y  lugar coincide la finalización de las cosechas de los tubérculos en las  tierras altas (cabecera de valle), y del maíz en las tierras bajas  (valles). “Es la fiesta de semillas que coincide con un evento cósmico  culminante al entrar en conjunción la pléyade de la constelación de  Tauro con el Sol”, explica  Domingo Torrico docente investigador del  Centro Universitario AGRUCO/UMSS.
Para Torrico, la esencia de esta fiesta es lo espiritual, que no se  ve pero se siente en la vivencia del intercambio de la energía puesta  durante la producción de un determinado producto, durante el ciclo  productivo, expresado en las ch’allas, q’oas y otros.
Participación
En esta oportunidad la presencia mayoritaria fue de familias de Waca  Playa, Ch’orojo, Aqorani, Yana Qhochi (de zonas altas), y Sipe Sipe,  Payacollo, Suticollo, Mallco Chapi, Sauce Rancho, Quiroz Rancho y  Caviloma (de zonas bajas),  entre otras comunidades.
“Antes venían desde Qhapuraya, Colcapirhua y Tiquipaya, aunque no  hubiera camino”, recuerda don Gregorio Romero, de la comunidad de  Ch’orojo.
Medidas
Para el intercambio se aplica el principio de volumen por volumen.  También están los Chimpus que son medidas preestablecidas por los  comunarios que dan un aproximado de una arroba, media carga y una carga,  marcado con un gancho o k’aito (lana).
Tubérculos y maíz son cambiados de igual a igual con la ayuda de los  chimpus.
Por otro lado, está la cuarta (la distancia entre dedos de una mano  abierta) y las t’ajllas (cuatro dedos de la mano).
Como unidad de medida de longitud, se usa la brazada en el lazo (la  distancia entre el pecho y el brazo extendido), muy usado para medir  forrajes como la avena y la cebada. Una brazada representa más o menos  un “k’epi”, conocido en el mercado.
En el caso de zapallitos y lacayotes, el cálculo está relación al  precio que tiene en el mercado. En esta oportunidad dos lacayotes con un  precio aproximado de Bs. 10, fueron cambiados por una arroba de  papalisa.
La economía comunitaria es reconocida por la CPE

Las  unidades de medida, el intercambio y otros elementos presentes en la  feria fiesta, muestran un sistema económico alternativo para el  desarrollo de las comunidades. - foto: Rubén Rodriguez
La Constitución Política del Estado (CPE) en su artículo artículo  306, inciso II), sostiene: La economía plural está constituida por las  formas de organización económica comunitaria, estatal, privada y social  cooperativa. III).   La economía plural articula las diferentes formas  de organización económica sobre los principios de complementariedad,  reciprocidad, solidaridad, redistribución, igualdad, seguridad jurídica,  sustentabilidad, equilibrio, justicia y transparencia. La economía  social y comunitaria complementará el interés individual con el vivir  bien colectivo.
Este reconocimiento fortalece el trabajo de investigación realizado  por la Universidad Mayor de San Simón, a través del Centro Universitario  AGRUCO de la Facultad de Ciencias Agrícolas Pecuarias Forestales y  Veterinarias, que rescata estas actividades como base del desarrollo  “endógeno” (desde adentro) y el “vivir bien” de las comunidades, según  destaca, Domingo Torrico, docente investigador.
Asimismo, el artículo 307 de la CPE indica: El Estado reconocerá,  respetará, protegerá y promoverá la organización económica comunitaria.  Esta forma de organización económica comunitaria comprende los sistemas  de producción y reproducción de la vida social, fundados en los  principios y visión propios de las naciones y pueblos indígena  originario y campesinos.
”Es importante que este tipo de economía no sea visto como algo del  pasado, de la periferie o de campesinos simplemente, el reconocimiento  del Estado hace que la esencia de estas actividades, podrían trasladarse  a espacios donde se vive fuertemente la crisis económica”, señala  Torrico.
En el análisis de la vida de las comunidades bolivianas, realizado  por AGRUCO, la economía está muy relacionada con la ecología y puede ser  analizada a través de su eficiente uso de la energía en todas sus  expresiones, resalta Torrico.
Reciprocidad
La reciprocidad en el desarrollo de las comunidades está reflejada en  el destino final del producto. Es decir, que si existe un excedente en  la producción, éste es redistribuido en el contexto de las necesidades  básicas, las festividades y los rituales en la comunidad a través de los  prestes y otras con las mismas características.
La reciprocidad es una respuesta que puede complementarse con otras  lógicas económicas, para el mejoramiento de la calidad de vida, es  decir, el Vivir bien. “La inseguridad de las políticas neoliberales,  hasta el momento no dieron una respuesta satisfactoria para superar el  hambre en el mundo, la economía en las comunidades rescata elementos  materiales y espirituales que hacen sostenible un modelo de desarrollo  comunitario”, dice Torrico.
Apoyo 
Los participantes ven con preocupación que la participación en esta  feria ha ido disminuyendo considerablemente los últimos años.
“Antes la feria rebalsaba la plaza. Ahora en una esquinita nomás  estamos, ¿por qué será? no sé”, reflexionaba el dirigente de la  comunidad de Ch’orojo, Justino Pacheco.
Frente a este hecho, la Alcaldía Municipal de Sipe Sipe, a través de  la Dirección de Cultura, está apoyando la feria con la difusión y el  transporte para el traslado de productos desde zonas distantes y de  difícil acceso.
Por su parte Agruco, fortalece esta y otras actividades a través de  la investigación participativa revalorizadora.
Junto al Programa Comparando y Apoyando el Desarrollo Endógeno  (COMPAS), se hace énfasis en la diversificación y la revitalización de  especies nativas de la producción agrícola, difundiendo al interior y  exterior de las comunidades campesinas.