miércoles, 26 de mayo de 2010

La Feria “7 Viernes” es la más antigua del país

En la hora más dura del invierno prematuro, mucho antes que salga el Sol, una volqueta colmada de papas, ocas y papalisas, trae consigo a visitantes de la cordillera. Ancianos, hombres, niños y mujeres, llevan arropadas vestimentas, cubiertas de una firme capa de polvo. Ellos han recorrido caminos  accidentados, durante cuatro horas, para participar de la Feria Fiesta del ”7 Viernes” en el antiguo centro poblado de Sipe Sipe. Este año, la feria fue el 21 de mayo, un evento único donde los participantes  intercambiaron sus productos recién cosechados. Y, lo que es más importante, sin  dinero.
“Antes con mi papá bajábamos en burro o mulas cargados de nuestras papitas, ocas... casi un día siempre tardábamos. Ahora ya no puedo. Unos 77 años debo tener y en la volqueta he venido”, relata Gregorio Romero, de la comunidad de Ch’orojo.
Comunidades
Agricultores de aproximadamente 35 comunidades esperan siete viernes después de la fiesta de Pascua, para visitar la localidad de Sipe Sipe, para participar de un encuentro   que año tras año, fortalece las relaciones económicas y sociales en esta zona.
Un día antes a la feria, se realiza una q’oa ritual de agradecimiento a la Pachamama por los productos cosechados. Luego, los agricultores de zonas altas separan sus productos, entre los que serán almacenados para su consumo, y los que serán intercambiados  por granos, frutas y otros.
Los tubérculos y sus múltiples variedades nativas son preparados en costales.
Traslado
Este año, dos volquetas de la Alcaldía de Sipe Sipe partieron de las comunidades más alejadas a media noche. En el camino hacia Sipe Sipe, los comunarios esperaban listos con sus cargas (de 1 a 5 por familia). Sin embargo, el transporte fue insuficiente, quedando aproximadamente 80 cargas en el camino.
El ch’alacuy
A las 5:30 horas, con un número aproximado de 30 personas comienza el “ch’alacuy” o intercambio. La papa, oca y papalisa, es intercambiada en la misma proporción por maíz o fruta, sin que medie dinero alguno.
Las cantidades no son calculadas en medidas de peso convencionales sino más bien con el “chimpu”, la t’ajlla y otras medidas tradicionales que hasta el día de hoy se mantienen.
Este año el maíz tuvo mayor presencia que los tubérculos. Las relaciones sociales fortalecidas año tras año permiten subsanar esta deficiencia. “Si me faltaría papa para completar la carguita de maíz que estoy cambiando, la próxima semana traigo para completárselo... es que nos conocemos pues, cada año siempre venimos”, relata Francisco. Así, el trueque se multiplica entre todos los asistentes a la feria.
Cerca de las diez de la mañana la mayoría de la gente ha culminado su intercambio. A esta hora, la persona más antigua de las comunidades visitantes dirige una ceremonia de agradecimiento a Pachamama por el intercambio realizado y pide que los productos que llevan a sus casas duren más tiempo y en buen estado.
A medida que termina el intercambio, aumenta la presencia de algunas comerciantes que aprovechan esta actividad para lucrar. “Antes no había  qhateras, ahora vienen cuando estamos terminando, compran barato y revenden más caro. Nosotros también barato les damos cuando sobra”, cuestiona Jacinto Guzmán, de la comunidad de Quiroz Rancho.
Ch’alla
Después de la intensa actividad del trueque, Gregorio Romero y su familia  ch’allaron la transacción y pidieron a la Pachamama asegurar un buen retorno a su comunidad. A la alegría de encontrar a sus amigos, se sumó la satisfacción de hallar papas nativas de variedad qoyllu, cabana, waych’a y qory sonqo.También intercambió oca qayara, choliw rojo, choliw amarillo y la k’ellu oca. Además, Romero obtuvo maíz amarillo, blanco, waltakus, jank’a sara, waqaych’uru, ch’uspillo y ch’ejchi sara.

El origen del encuentro se remonta a la época del incario

Los comunarios de las zonas altas preparan y trasladan sus productos desde muy temprano para llegar antes del amanecer a la feria.
En la búsqueda de los orígenes de la feria fiesta de “7 Viernes”, los testimonios de los ancianos del pueblo indican que es una actividad realizada desde mucho antes de sus abuelos. Por otro lado, algunos investigadores, por sus características, remontan esta actividad a la época del incario.
¿Por qué 7 Viernes?
La referencia actual que la gente tiene para identificar esta fecha, es contando  siete viernes después de la festividad religiosa de Pascua.
Lo que muchos se preguntan es ¿Por qué siete viernes y no cuatro o doce? En un sondeo realizado a los participantes, en su mayoría ancianos, ninguno pudo precisar el motivo de esta determinación.
Existen algunos acercamientos realizados por investigadores de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), que indican que  en este tiempo y lugar coincide la finalización de las cosechas de los tubérculos en las tierras altas (cabecera de valle), y del maíz en las tierras bajas (valles). “Es la fiesta de semillas que coincide con un evento cósmico culminante al entrar en conjunción la pléyade de la constelación de Tauro con el Sol”, explica  Domingo Torrico docente investigador del Centro Universitario AGRUCO/UMSS.
Para Torrico, la esencia de esta fiesta es lo espiritual, que no se ve pero se siente en la vivencia del intercambio de la energía puesta durante la producción de un determinado producto, durante el ciclo productivo, expresado en las ch’allas, q’oas y otros.
Participación
En esta oportunidad la presencia mayoritaria fue de familias de Waca Playa, Ch’orojo, Aqorani, Yana Qhochi (de zonas altas), y Sipe Sipe, Payacollo, Suticollo, Mallco Chapi, Sauce Rancho, Quiroz Rancho y Caviloma (de zonas bajas),  entre otras comunidades.
“Antes venían desde Qhapuraya, Colcapirhua y Tiquipaya, aunque no hubiera camino”, recuerda don Gregorio Romero, de la comunidad de Ch’orojo.
Medidas
Para el intercambio se aplica el principio de volumen por volumen. También están los Chimpus que son medidas preestablecidas por los comunarios que dan un aproximado de una arroba, media carga y una carga, marcado con un gancho o k’aito (lana).
Tubérculos y maíz son cambiados de igual a igual con la ayuda de los chimpus.
Por otro lado, está la cuarta (la distancia entre dedos de una mano abierta) y las t’ajllas (cuatro dedos de la mano).
Como unidad de medida de longitud, se usa la brazada en el lazo (la distancia entre el pecho y el brazo extendido), muy usado para medir forrajes como la avena y la cebada. Una brazada representa más o menos un “k’epi”, conocido en el mercado.
En el caso de zapallitos y lacayotes, el cálculo está relación al precio que tiene en el mercado. En esta oportunidad dos lacayotes con un precio aproximado de Bs. 10, fueron cambiados por una arroba de papalisa.

La economía comunitaria es reconocida por la CPE

Las unidades de medida, el intercambio y otros elementos presentes en la feria fiesta, muestran un sistema económico alternativo para el desarrollo de las comunidades. - foto: Rubén Rodriguez
La Constitución Política del Estado (CPE) en su artículo artículo 306, inciso II), sostiene: La economía plural está constituida por las formas de organización económica comunitaria, estatal, privada y social cooperativa. III).   La economía plural articula las diferentes formas de organización económica sobre los principios de complementariedad, reciprocidad, solidaridad, redistribución, igualdad, seguridad jurídica, sustentabilidad, equilibrio, justicia y transparencia. La economía social y comunitaria complementará el interés individual con el vivir bien colectivo.
Este reconocimiento fortalece el trabajo de investigación realizado por la Universidad Mayor de San Simón, a través del Centro Universitario AGRUCO de la Facultad de Ciencias Agrícolas Pecuarias Forestales y Veterinarias, que rescata estas actividades como base del desarrollo “endógeno” (desde adentro) y el “vivir bien” de las comunidades, según destaca, Domingo Torrico, docente investigador.
Asimismo, el artículo 307 de la CPE indica: El Estado reconocerá, respetará, protegerá y promoverá la organización económica comunitaria. Esta forma de organización económica comunitaria comprende los sistemas de producción y reproducción de la vida social, fundados en los principios y visión propios de las naciones y pueblos indígena originario y campesinos.
”Es importante que este tipo de economía no sea visto como algo del pasado, de la periferie o de campesinos simplemente, el reconocimiento del Estado hace que la esencia de estas actividades, podrían trasladarse a espacios donde se vive fuertemente la crisis económica”, señala Torrico.
En el análisis de la vida de las comunidades bolivianas, realizado por AGRUCO, la economía está muy relacionada con la ecología y puede ser analizada a través de su eficiente uso de la energía en todas sus expresiones, resalta Torrico.
Reciprocidad
La reciprocidad en el desarrollo de las comunidades está reflejada en el destino final del producto. Es decir, que si existe un excedente en la producción, éste es redistribuido en el contexto de las necesidades básicas, las festividades y los rituales en la comunidad a través de los prestes y otras con las mismas características.
La reciprocidad es una respuesta que puede complementarse con otras lógicas económicas, para el mejoramiento de la calidad de vida, es decir, el Vivir bien. “La inseguridad de las políticas neoliberales, hasta el momento no dieron una respuesta satisfactoria para superar el hambre en el mundo, la economía en las comunidades rescata elementos materiales y espirituales que hacen sostenible un modelo de desarrollo comunitario”, dice Torrico.
Apoyo
Los participantes ven con preocupación que la participación en esta feria ha ido disminuyendo considerablemente los últimos años.
“Antes la feria rebalsaba la plaza. Ahora en una esquinita nomás estamos, ¿por qué será? no sé”, reflexionaba el dirigente de la comunidad de Ch’orojo, Justino Pacheco.
Frente a este hecho, la Alcaldía Municipal de Sipe Sipe, a través de la Dirección de Cultura, está apoyando la feria con la difusión y el transporte para el traslado de productos desde zonas distantes y de difícil acceso.
Por su parte Agruco, fortalece esta y otras actividades a través de la investigación participativa revalorizadora.
Junto al Programa Comparando y Apoyando el Desarrollo Endógeno (COMPAS), se hace énfasis en la diversificación y la revitalización de especies nativas de la producción agrícola, difundiendo al interior y exterior de las comunidades campesinas.
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