La feria de "La Salada" es un fenómeno en Buenos Aires. Impulsada en su mayoría por comerciantes bolivianos, al estilo de la de Barrio Lindo o la Uyustus en La Paz, genera millones de dólares al mes con comercio informal.
Pero no es la única. Es un negocio que ya mueve, por mes, más de $us 36 millones. Y no solo está en aumento, sino que también se está diseminando por toda la ciudad, sobre todo en los centros comerciales más populares: cada vez hay más ferias ilegales conocidas como "saladitas".
Un crecimiento meteórico. Según un nuevo relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), de febrero a marzo la venta ilegal creció un 46% empujada por el aumento de vendedores que ocupan las calles, pero también por la cantidad inédita de ferias que hay en los barrios. Solo en el último mes se abrieron 14 y ya hay 61 predios de este tipo.
El informe sostiene y advierte que pese a que la desocupación de la peatonal Florida a principios de enero alivió y fue un avance concreto, en el tercer mes del año se detectaron 240 puestos nuevos de manteros (ambulantes) y 14 nuevas "saladitas" con un promedio de 95 stands de venta ilegal cada una. Estos predios no solo están en plena vigencia, sino que incluso se duplicaron en un plazo de solo ocho meses, cuando pasaron de ser 30 a sumar 61.
Cambian la calle por oficinas. Para la CAME, el crecimiento se da, sobre todo, porque muchos de los puestos que salieron de las calles a partir de los mayores controles se reubicaron en predios informales para seguir vendiendo sus productos. También se puede entender en la vuelta de la actividad a Buenos Aires tras las vacaciones.
Y el fenómeno impacta porque mueve millones: con 3.182 locales detectados en marzo, se estima que la ganancia en negro llegó este mes a $us 36,2 millones. Si a esa ganancia se le suma la recaudación de los 2.641 manteros (ambulantes) relevados, la cifra llega a $us 48,5 millones. Un promedio de $us 1,8 millones por día.
Los cálculos surgen de un estudio que se hizo entre el 12 y 19 de marzo con 17 coordinadores distribuidos en las principales avenidas de la ciudad. Según esos resultados, la calle Avellaneda volvió a ubicarse al tope de la venta ilegal con 825 vendedores, 79 más que en febrero. Esa cantidad representa el 31% de los puestos informales en capital. La segunda zona de mayor presencia (23,8%) fue Once, con 629 manteros (42 más que en febrero). En tercer lugar figuró Liniers, con 196 manteros, que fueron 64 menos que en febrero.
Ropa, lo más vendido. En cuanto a los rubros, el más visto en el mercado ilegal fue otra vez la indumentaria (en general mercadería falsificada), con 2.986 puestos (589 ambulantes y 2.397 en "saladitas"). Según estimaciones, ese rubro facturó $us 158,1 millones durante el mes y representó el 74,3% de las ventas informales totales. Son cifras que subieron a partir de la apertura de nuevas "saladitas". El segundo rubro en ventas fue zapatería, con 442 puestos (25 más que en febrero y 204 en "saladitas") y una facturación mensual de $us 4,1 millones. En tercer lugar quedó lencería, con 504 puestos (183 más que en febrero).
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